Cultura Política, defensor de la libertad hasta el sacrificio. José Antonio Galán, en su juramento afirmó la célebre frase que se hizo histórica en la cultura política de los Colombianos: "En el nombre de Dios, de mis mayores y de la libertad: ¡Ni un paso atrás, siempre adelante, y lo que fuere menester...sea!" El héroe nació en Charalá, Santander (Colombia), cerca de 1749 y fue sacrificado en Santafé de Bogotá, el 1 de febrero de 1782, por participar en la Insurrección de los Comuneros, un movimiento de protesta popular debido a los abusos y maltratos por parte de los españoles. José Antonio Galán es una figura reconocida en la historia Colombiana, debido a la manera como fue ejecutado por las autoridades españolas y a que su memoria se ha perpetuado como símbolo de la lucha de los grupos sociales más fuertes de la sociedad Colombiana y gran defensor de las etnias indígenas. En la “Sentencia de Muerte del 30 de enero de 1782” se lee lo siguiente: “Condenamos a José Antonio Galán a que sea sacado de la cárcel, arrastrado y llevado al lugar del suplicio, donde sea puesto en la horca hasta cuando naturalmente muera; que, bajado, se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes y pasado por la llamas (para lo que se encenderá una hoguera delante del patíbulo); su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la plaza del Socorro, la izquierda en la villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esa manera se dé olvido a su infame nombre y acabe con tan vil persona, tan detestable memoria, sin que quede otra que la del odio y espanto que inspiran la fealdad y el delito”.